viernes, 19 de junio de 2015

Los Misterios de la tumba de Jesus

«Si le permitimos seguir de este modo, todos creerán en él y los romanos vendrán y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación» (Juan 11: 48). Y el sumo sacerdote continúa:«Ustedes no conocen nada. No entienden que es conveniente que un hombre muera por el pueblo, y que toda la nación no se eche a perder» (Juan 11: 49-5 3).
Desde esta época, el Sanhedrín trabajó para acabar con él de una manera legal. En febrero del año 30 d.C., se dio a conocer el aviso de que quien conociera su paradero debería notificarlo a las autoridades para poderlo aprehender. Pero él decidió que el período de Pascua sería el más apropiado para el final que le estaba reservado y permaneció retirado. Una semana antes de esta fecha inició su retorno a Jerusalén y en este camino dirigió su marcha a la cima del Monte de los Olivos. Se encontró con una multitud de peregrinos que lo escoltaron en una solemne procesión, esperando que interviniera a su favor en política.

Cuando llegó a la ciudad, pasó varios días predicando y curando personas en el templo, pero no fue arrestado inmediatamente porque las autoridades querían evitar un incidente mayor. En lugar de esto, urdieron una forma de aprehenderlo silenciosamente. Fue en este momento que Judas Iscariote ofreció sus servicios por 30 monedas de plata