-¿Deben ser sanados los cristianos enfermos del presente porque
“no conocen la razón de su enfermedad”?
Apreciado hermano Homero:
He leído con interés su carta abierta al hermano Yiye Avila, donde usted critica fuertemente su ministerio. Usted no lo dice tan abiertamente, pero uno se queda con la impresión de que el hermano Yiye es un hombre falso, que ama el dinero, pues no da cuenta de él y por lo tanto habría de parte del hermano Avila una actitud premeditada de fraude o falsedad.
-Estimado Sr. Humberto, le aseguro que no es mi intención implicar que el Sr. Yiye Ávila sea “hombre falso”, que sea amante del dinero o que sea culpable de fraude premeditado. Quizás se trate de un varón enteramente sincero, desinteresado y vertical. Ojala. Desde luego, él cuenta con los medios para hacer desaparecer en un dos por tres toda duda o sospecha. Es muy sencillo, ¿no le parece? Divulgar sus ingresos y egresos, con la certificación de terceras partes (contables, o banqueros, independientes) confiables. Incluir una declaración fidedigna de su salario, beneficios (fondos para el retiro, etcétera) y posesiones personales adquiridas (casas, terrenos, vehículos) mediante las ofrendas aportadas a él o a “sus ministerios”. Que el informe cubra al menos los últimos cinco años.
-¿Quién tiene idea de los millones de dólares contribuidos a él durante los últimos cinco años? Hace años, un empleado del banco que recibía los depósitos de Yiye comentó a cierto cristiano que el banco salía bien con tal de tener solo a Yiye de cliente. Esta anécdota se trae no para poner en tela de juicio la honestidad del “profeta” sino como evidencia de las enormes sumas que él y su “equipo” manejan.
-Comoquiera que sea el caso del evangelista Yiye , ¿quién negará que el pentecostalismo haya engendrado unos cuantos, para no decir muchos, grandes estafadores religiosos, más un sinnúmero de medianos o pequeños? Jimmy Swaggart , Jim y Tammy Bakkar, Oral Roberts y la lista se alarga con nombres de varias nacionalidades. ¿Qué le parece la tele-evangelista Joyce Meyer? Casa de $2,000,000; avión privado que costó $10,000,000; casa de veraneo de $500,000. Casas que valen $2,000,000 para sus hijos; sueldazo no revelado–todo por medio de explotar a los ingenuos y supersticiosos que contribuyen a sus ministerios. “¡Los pastores sí que viven bien; no pocos a todo lujo!” A expensas de una membresía (¿clientela?) que ignora la “sana enseñanza” del Nuevo Testamento, no dándose cuenta, al parecer, de cuánto Dios deplora y censura a los mercaderes y asalariados. ¿Y debemos callarnos frente a tan descaradas violaciones de la voluntad de Cristo? ¿Entregar el campo a los falsos profetas y estafadores sin emitir siquiera un pequeño grito de advertencia? ¡Me luce casi criminal no alertar al público en general, y en particular a los desorientados seguidores de Cristo que buscan los panes y los peces (sanidad, prosperidad material) a cambio de diezmos y ofrendas enviados al Pastor Fulano! Es más: en vez de criticarme, toda alma sincera, honesta e informada bíblicamente debiera unir su voz a la mía en este grito de alarma