Lo que veía a mi alrededor era tan real que parecía una guerra... era espantoso, una masacre. El aire olía a sangre y muerte. Había dolor en los rostros, desesperanza y miedo, vi en aquella multitud hombres, ancianos, mujeres con coches y sus niños correr buscando un lugar seguro, pero hermano, ¡¡no lo había!! Vi edificios enteros caer, ciudades enteras dividirse con una grieta gigantesca, vi las calles romperse, los carros volar por el aire, las casas derrumbarse.
Cuando desperté sentí un profundo deseo de clamar por toda la humanidad, por misericordia. Comencé a orar, a pedirle confirmación al Señor para poder hablar esto que escribo y el 18 de mayo, tres días después, el Señor me dijo en una revelación estas palabras: "me lo llevo pronto, es necesario, urge que le avises a mi pueblo", mientras, veía al siervo de Dios Yiye Ávila en la mano de Dios como durmiendo y con unas vestiduras blancas hermosas.
Pueblo de Dios y amigo que lees, es necesario que endereces tus pasos y que te afirmes pues asi como esa joven que dio la espalda, hay muchos que caminan de espaldas a Dios, es tiempo ya de que arregles tu vida y que le abras tu corazón. Si aún no lo has recibido, ábrele tu corazón y dile: "Señor, reconozco que soy pecador, te necesito, entra a mi vida y límpiame. Endereza mis veredas y hazme imitador tuyo. Escribe mi nombre en el libro de la vida, bautízame con tu Santo Espíritu para tu gloria, en el nombre de Jesucristo, amén.
Revelado a Leillian Rivera,
profeta de Jesucristo, para su Gloria y Honra