martes, 2 de junio de 2015

Este es uno de los MENSAJES MAS UNGIDOS DEL Hno Yiye Avila

Managua, Nicaragua | 30 Junio 2013 | 12:07 a.m. | elnuevodiario.com.ni
José Joaquín “Yiye” Ávila, el evangelista puertorriqueño que murió el viernes a los 87 años, mientras dormía en su residencia de Camuy, Puerto Rico, llegó a millones de latinoamericanos con su testimonio, y fue muy querido por sectores evangélicos de Nicaragua, donde fue condecorado por el Gobierno en 2010, con la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío.

“Yo no digo que murió, sino que partió un general de Dios y un amigo de Nicaragua”, expresó el pastor Leonel Úbeda, de la iglesia evangélica Centro Vida.



“Sus triunfos en la vida cultural y académica le ayudaron a ser escuchado cuando decidió predicar el Evangelio”, opinó Úbeda, quien conoció personalmente a Ávila y lo recuerda como alguien que siempre estaba sonriendo.

Nació el 12 de septiembre de 1924, fue un destacado fisicoculturista y se desempeñó como profesor de Química y de Biología durante 21 años en una escuela de su ciudad natal, hasta que en 1967 se dedicó de lleno a la evangelización.

En 1988 creó la “Cadena del Milagro”, cuyo mensaje de evangelio se transmite a más de 128 países alrededor del mundo.

Al predicador le sobreviven su hija Doris Ávila y nueve nietos. En 2009, el predicador sufrió la muerte de su hija, la pastora Iris Noemí Ávila Talavera, en un accidente vehicular en Venezuela, 10 años antes, en 1989 otra de sus hijas, Carmen Ilia Ávila, fue asesinada por su esposo.

Fue a la cárcel a perdonarlo

Según declaraciones de allegados, Ávila fue hasta la cárcel donde estaba el asesino de su hija para perdonarlo.

“Hombres de su talla siempre están dispuestos a perdonar lo que sea, lo cual no significa que no duela (pero) el perdón sana al agraviado y al que causa el daño”, comentó el pastor Úbeda, quien aseguró que “Yiye” vino varias veces a Nicaragua.

Sus visitas más conmemorativas las realizó en 1987 y 2010. La primera la hizo contra pronósticos de rechazo del gobierno sandinista de entonces, que presidía Daniel Ortega, y la segunda porque fue la última prédica internacional que ofreció.