El minimalismo bíblico o Escuela de Copenhague enfatiza que la Biblia debe ser leída y analizada ante todo como una colección de narraciones y no como un cuidadoso recuento histórico de la prehistoria del Medio Oriente. En 1968 Niels Peter Lemche y Heike Friis escribieron dos ensayos en los que llamaban a una revisión completa en los modos en que se estaba leyendo la Biblia y sacando conclusiones históricas de la misma.17
G. Garbini con su "Historia e ideología del Israel antiguo",18 T.L. Thompson con "Historia antigua de los israelitas: de fuentes escritas y arqueológicas"19 y P.R. Davies con su obra "En búsqueda del "Antiguo Israel",20 construyen las bases de lo que llegó a ser el minimalismo bíblico. Davies, por ejemplo, dice que el Israel histórico sólo puede ser encontrado en los restos arqueológicos, el Israel bíblico se percibe sólo en las Escrituras y el Israel antiguo como una amalgama de ambos. Thomson y Davies ven el Antiguo Testamento (Tanaj) como una creación mítica de una minoritaria comunidad de judíos en Jerusalén después del tiempo que la Biblia señala como el retorno del exilio de Babilonia (después del 539 a. C. en adelante). Para esta escuela del pensamiento, ninguno de los más primitivos recuentos bíblicos tiene una solidez histórica y sólo algunos de los más recientes poseen pequeños fragmentos de una genuina memoria histórica que son los únicos puntos respaldados por los descubrimientos arqueológicos. En consecuencia, los recuentos acerca de los patriarcas bíblicos son tenidos como ficción, las doce tribus de Israel nunca existieron, tampoco los reyes David y Saúl ni la unidad de la monarquía bajo David y Salomón.