David y Betsabé[editar]
David y Betsabé, por Lucas Cranach el Viejo, 1526.
Durante el sitio de Rabbah, el rey David decidió no ir a la batalla y quedarse en Jerusalén. Después de una siesta y desde la terraza, el rey observó que, en una casa vecina, una hermosa mujer estaba bañándose. David quedó prendado de ella y quiso saber quién era: Betsabé, la mujer de un soldado hitita principal llamado Urías que estaba luchando en el sito de Rabbah. Pero, ni eso paró al rey. La dejó embarazada mientras su marido luchaba en el sitio y el adulterio de la mujer, en Israel, era penalizado con la muerte. Con tal de evitar esto, David pidió a su marido que volviera del sitio y hacerle creer que él mismo había embarazado a su mujer. Pero, no lo consiguió. Urías se negó a quedarse en casa, con su mujer, mientras sus compañeros luchaban en la batalla.
El rey David, preocupado por perder a la mujer de la que estaba enamorado, decidió cambiar su estrategia. Pidió al comandante del sitio que situara al hombre en el lugar más difícil de la batalla, con la intención de que muriera en combate. Así, nadie sospecharía del adulterio y el rey podría seguir con Betsabé. Se casó con ella y llegó a ser su esposa preferida.
El profeta le advirtió que Dios le quitaría la tranquilidad y que le enviaría zozobras continuas, que su reinado sería agitado, lleno de disturbios civiles violentos e intrigas. Y también le advirtió que él no moriría por haber dejado embarazada a una mujer casada y haber ordenado la muerte de su marido, pero que sí lo haría el hijo que iba a nacer. Su hijo vivió siete días, durante los cuales el rey ayunó. Pero, cuando murió, el rey se vistió y volvió a comer. Sus sirvientes le preguntaron porqué se lamentó cuando su hijo todavía estaba vivo, pero no cuando ya había muerto.
"Mientras el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba. Pensaba que tal vez el Señor tendría compasión de mí y que el niño pudiera vivir. Pero, ahora que ha muerto, ¿por qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, pero él no volverá a mí.