Liturgia y devociones[editar]
La liturgia de la Semana Santa conmemora todo el ciclo de la Pasión. El símbolo cristiano más extendido: la cruz, es precisamente el de la muerte de Jesús (o más bien, tal como se interpreta teológicamente, el de su triunfo sobre la muerte). Hay muy numerosas devociones vinculadas a la Pasión, como el Via Crucis (que recuerda en catorce "estaciones" cada escena de la Pasión, deteniéndose frente a una imagen o una cruz y rezando), los "misterios dolorosos" del rosario o las representaciones dramatizadas de la Pasión (La Pasión de Olesa de Montserrat, La Pasión de Callosa de Segura, etc.)4
Iconografía[editar]
La Pasión de Cristo es un tema recurrente en el arte cristiano. Su representación puede incluirse dentro del más amplio ciclo de la vida de Cristo, puede adecuarse estrictamente a los límites propios del concepto "Pasión", o incluso limitarse a una parte restringida de éste (por ejemplo, al conjunto de las escenas del camino del Calvario), o a un solo episodio evangélico. Hay diversos elementos iconográficos identificativos de la Pasión de Cristo o de cada una de sus escenas. Los más usuales son:
Las treinta monedas de plata que costó la traición de Judas Iscariote.
La espada o dos espadas citadas en los pasajes evangélicos que van desde la última cena hasta el prendimiento de Cristo en el Huerto de los Olivos.
El gallo cuyo canto (profetizado por Cristo) anunció las tres negaciones de San Pedro.
El pilar y el látigo. Véase Cristo en la columna.
La corona de espinas, el manto (a veces confundido con la túnica de Cristo) y otros los atributos reales usados para hacerle mofa, incluida la inscripción "INRI".
La cruz y los instrumentos (llamados Arma Christi o instrumentos de la Pasión)5 usados para clavarlo a ella (martillo, tenazas y los clavos de Cristo -cuyo número y disposición han sido históricamente objeto de debate-). Véase Cristo crucificado.
La esponja con vinagre que le dan para calmar su sed y los dados con los que los soldados se rifaron sus vestidos (véase Las Siete Palabras).
La lanza con la que le hirió Longinos.
El cáliz que recogió la sangre de sus heridas, y que se identifica legendariamente con el de la última cena (Santo Grial)
La escalera usada para bajar el cuerpo. Véase Descendimiento de Cristo.
La vasija que contenía la mirra con que José de Arimatea ungió el cuerpo de Cristo6 y el Santo Sudario usados en su entierro.
Iconografía evangélica del perfume[editar]
La palabra "Cristo" significa "ungido", y la crismación o unción es un elemento importante en varios rituales cristianos, así como símbolo de diferentes tópicos cristianos. Para San Cirilo de Jerusalén este ritual identifica al cristiano con Cristo, insistiendo en sus implicaciones sensoriales ("el cristiano es perfume de Cristo").7 La iconografía de las vasijas o tarros que contienen perfumes o ungüentos (y su interpretación metafórica -el alma, la gracia divina, los sacramentos-) aparece en varios temas relacionados con Cristo, tanto antes como durante y después de la Pasión (los regalos de los magos de Oriente,8 la que conservó el santo prepucio tras la circuncisión de Jesús,9 la que utilizó la mujer que perfuma con sus cabellos los pies de Cristo en casa de Simón el fariseo10 o en Betania -María de Betania-11 o la que ungió su cabeza quebrando la vasija de perfume 12 -la personalidad de estas mujeres tradicionalmente se asocia hasta confundirse, identificándose con María Magdalena-,13 o las que llevaban las Tres Marías al sepulcro -que hallaron vacío después de la resurrección-).14 Véase unción con perfume de Jesús15 y olor de santidad.16